Entre tantas cosas que me toca aprender...

Éste ha sido un año de cambios profundos para mí. Y para ser sincero, los más difíciles y profundos han sido los cambios internos. En general soy una persona con buena autoestima y un ego muy, muy grande. Esto último viene del hecho que siempre he sido el “intelectual” o “cerebrito” de la familia. Desde pequeño para mi muchas cosas que a la mayoría de la gente les parecían complicadas a mi se me hicieron fáciles. También en la universidad en que estudié se encargan de subirle este ego de maneras muy sutiles a los estudiantes, la “universidad de la excelencia” imagínense. A veces mi ego rayaba peligrosamente en la prepotencia y sentido de superioridad. También mi familia y mis amigos en general tenían una idea bien preconcebida de lo que sería mi futuro. Y seriamente ellos eran los únicos que tenían una idea de algún futuro para mí. Hace una año y tanto mi arrogancia me impedía tomar seriamente a algunas personas por supuestas diferencias “intelectuales”. Imagínense semejante arrogancia. E irónicamente eso era alimentado por mi entorno.
Y creánme, me ha tocado darme mis golpes al respecto. He aprendido lecciones tan valiosas de gente que mi ego no me hubiera permitido tomar en serio tiempo atrás. Mi entorno era bastante elitesco y me di cuenta que mi familia aprobaba y hasta me empujaba hacia ese tipo de comportamientos. Ahora me da un poco de repulsión eso de las “clases” sociales y disminuir a la gente porque no hagan actividades que se supone hace cierta clase social.
Humildad, eso es lo que me ha tocado aprender. Es muy difícil si toda la vida te han enseñado a tener un sentido de superioridad. Pero me di cuenta que el no tener humildad es una barrera para aprender. Y aprender es mi principal meta en éste momento. Sin humildad no se puede aprender todo lo que se necesita para llegar a donde quiero llegar. Y ahora es que me falta aprender al respecto, pero hago lo posible por cambiar y ser un poco mejor cada día. Nos vemos!