Sabiduría en la pared de una bodega.

“Si fió, pierdo lo mío
  Si presto, al cobrar molesto
  Si doy, a la ruina voy
  Así que a partir de hoy
  Ni fío, ni presto ni doy”.

    No recuerdo hace cuantos años exactamente leí esta rima. Solo recuerdo que estaba bastante niño y por la rima se me quedo pegado en la memoria. Y por supuesto luego verlo repetido en tantos sitios, abastos, bares y tiendas pues se queda.
    El hecho es que hasta no empezar en mi camino a la independencia y tener mi propio negocio no me doy cuenta de que tan real puede ser. Me ha tocado estar de los dos lados y seriamente es bastante desagradable de uno y de otro.
    Lo que me lleva al siguiente dicho, que tiene mucho que ver con lo que me pasó:
“El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones”.
    Para contarles muy brevemente a que viene todo esto: resulta que en el mercadeo en redes pues uno trata con mucha gente que ya está en el negocio y se hacen amigos rápido. A una de estas amigas le presté unos productos hace algo de rato y no me los había devuelto. Resulta que ella está muy complicada y en vez de reponerme lo que le presté decidió usar el dinero en otras cosas. Yo me lo tomé con soda, tranquilamente reflexionando que la pobre está en una situación difícil y que tan pronto pueda pues me los devolverá.
    Pues justamente hoy yo tenía la necesidad de uno de esos productos que le había prestado. Le eché una llamadita a ver si me lo podía facilitar. Me dice que no hay problema, que en la escuela que teníamos en la noche me lo entregaba. Pues en la noche me cuenta que se le quedaron, le pregunto si me lo puede entregar mañana temprano y me dice que si. Luego empieza un cuento que entonces no podía porque  los tenía comprometidos a unos clientes. Yo digo, ok no hay problema mañana a primera hora subo al almacén y compro lo que necesito. En camino de vuelta en el autobús me dice que no hay problema que me entrega eso y otro de los que me debe mañana.
    Cuando nos bajamos, yo algo realmente molesto les digo que en lo sucesivo no me pidan prestado mas productos porque al final sale dañado mi negocio y la amistad. Todo esto por la impotencia y rabia que sentía en el momento y para evitar seriamente perder amigos. Pues cual fue la respuesta, “Ahórrate el discursito. Yo estoy sacrificando lo que me queda de dinero y mi tiempo para devolverte tus cosas”.
     Veamos, una amistad algo golpeada, producto que no tengo y un mal rato. Y lo más triste es que eso aparece en el manual de carrera que nos dan con la cajita al empezar en la compañía. “No se permite intercambiar o prestar productos”. Pero uno por querer ayudar termina haciéndole daño a las otras personas, a su negocio y a uno mismo.
    Aclaro, todo lo que relato está fuera de contexto y un poco coloreado con mi rabia del momento. Sin embargo dadas las condiciones mínimo tengo que sacarle una enseñanza y algo que me sirva para avanzar. Aparte de descargar un poco todo el equipaje.
   |8+3r.